miércoles, 27 de mayo de 2009

HE AQUÍ EL HOMBRE


Tengo cierta tendencia a ver el rostro de Nietzsche en las manchas de las paredes. Lo cual no es extraño, pues Nietzsche era dueño de una fisonomía compuesta de pegotes y amalgamas. En cualquier superficie cubierta de gotelé uno termina, después de no mucho buscar, por encontrar su figura.

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